En los últimos años existe una proliferación acentuada de las CCTV (circuito cerrado de televisión) y sistemas de videovigilancia. En primer lugar hay que concretar que este es un medio de detección, lo que significa que no son eficaces por si solos, necesitando medios reactivos complementarios para poder proteger zonas o espacios.
Técnicamente debe destacarse que estos medios en muchas ocasiones dificultan determinar su alcance visual. Por consiguiente, las CCTV y sistemas de videovigilancia pueden afectar zonas o espacios en el ámbito público en que los ciudadanos se ven grabados sin ser conscientes de ello. Este último aspecto afectaría a la índole moral, donde debe añadirse en la parcela privada, donde se presenta la mayor problemática a causa de la mayor proliferación e indefensión de los ciudadanos, que la grabación en ocasiones se realiza sobre individuos que no dan su consentimiento a ser grabados (clientes, proveedores, etc.).
Uno de los principales problemas que presentan estos medios es la grabación de las imágenes, ya que la vigilancia choca frontalmente contra el derecho a la intimidad y la dignidad de la persona (en ocasiones sin ser consciente de ello). Eticamente el problema se encuentra en la manipulación de las imágenes, y el uso que pueda derivar al grabarse imágenes, ya que su finalidad puede justificarse gracias a una utilización para la prevención de la delincuencia. No obstante, de no utilizarse para estos fines, su instalación no podrá justificarse.
Otro aspecto significativo de carácter positivo de este medio, es que gracias a este puede verificarse patrones de conducta y prevenir antes de que acaben materializándose, pudiendo actuar como mecanismo preventivo contra conductas malévolas tanto en la seguridad publica como privada. Sin embargo, estos medios están adquiriendo una mala prensa y se están haciendo grupos de presión en contra de los mismos. Pensando fríamente, existen comportamientos admitidos en la sociedad con las mismas consecuencias que estos medios (en lo que se refiere a la vulneración de derechos fundamentales), pero sin embargo pasan de forma desapercibida. Por este motivo, pienso que aunque existen deficiencias de baja severidad que podrían corregirse con facilidad, las CCTV y los sistemas de videovigilancia deben ser el futuro de la seguridad con la ayuda de la parametrización de las imágenes vertidas en las mismas. Asimismo es importante un cambio en la sociedad sobre la visión sobre estos medios, debiendo publicar información para cambiar la idea preconcebida de vulneración de la intimidad y la dignidad de la personas, promulgando su imagen de protección y prevención así como sus resultados positivos en casos concretos.
Técnicamente debe destacarse que estos medios en muchas ocasiones dificultan determinar su alcance visual. Por consiguiente, las CCTV y sistemas de videovigilancia pueden afectar zonas o espacios en el ámbito público en que los ciudadanos se ven grabados sin ser conscientes de ello. Este último aspecto afectaría a la índole moral, donde debe añadirse en la parcela privada, donde se presenta la mayor problemática a causa de la mayor proliferación e indefensión de los ciudadanos, que la grabación en ocasiones se realiza sobre individuos que no dan su consentimiento a ser grabados (clientes, proveedores, etc.).
Uno de los principales problemas que presentan estos medios es la grabación de las imágenes, ya que la vigilancia choca frontalmente contra el derecho a la intimidad y la dignidad de la persona (en ocasiones sin ser consciente de ello). Eticamente el problema se encuentra en la manipulación de las imágenes, y el uso que pueda derivar al grabarse imágenes, ya que su finalidad puede justificarse gracias a una utilización para la prevención de la delincuencia. No obstante, de no utilizarse para estos fines, su instalación no podrá justificarse.
Otro aspecto significativo de carácter positivo de este medio, es que gracias a este puede verificarse patrones de conducta y prevenir antes de que acaben materializándose, pudiendo actuar como mecanismo preventivo contra conductas malévolas tanto en la seguridad publica como privada. Sin embargo, estos medios están adquiriendo una mala prensa y se están haciendo grupos de presión en contra de los mismos. Pensando fríamente, existen comportamientos admitidos en la sociedad con las mismas consecuencias que estos medios (en lo que se refiere a la vulneración de derechos fundamentales), pero sin embargo pasan de forma desapercibida. Por este motivo, pienso que aunque existen deficiencias de baja severidad que podrían corregirse con facilidad, las CCTV y los sistemas de videovigilancia deben ser el futuro de la seguridad con la ayuda de la parametrización de las imágenes vertidas en las mismas. Asimismo es importante un cambio en la sociedad sobre la visión sobre estos medios, debiendo publicar información para cambiar la idea preconcebida de vulneración de la intimidad y la dignidad de la personas, promulgando su imagen de protección y prevención así como sus resultados positivos en casos concretos.
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